EL DERECHO A HUELGA

Viernes 10 de junio, 8'30 de la mañana, estación de cercanías de Atocha, anunciada huelga de maquinistas con unos servicios mínimos del 70%.

Accedo al tren y observo con sorpresa que inicia su marcha con una puerta mal cerrada, entreabierta.  Tal y como ya sospechaba, una vez abandonada la estación y ya en el túnel que solo admite el paso de un convoy, soporto estoicamente una brusca parada originada por el hecho de que esa puerta no se cierra por completo con el consiguiente riesgo para los viajeros.  Quince minutos después se reanuda la marcha.

Ninguno de los afectados teníamos, en aquel momento, dudas acerca del hecho que motivó la salida del tren de la estación y la posterior parada bloqueando el túnel.  Resulta mucho mas efectivo bloquear el túnel por el que pasan 5 líneas de cercanías que permanecer en la estación facilitando el tránsito de las otras líneas.  En definitiva, una huelga prostituida para causar el mayor daño posible.

Creo que el responsable debería tomar medidas contra esta forma de actuar, medidas disciplinarias (léase despidos) y, a ser posible, sin indemnización ni derecho a percibir el desempleo.  No digo esto como fruto de un calentón, lo digo porque el ejercicio de un derecho legítimo no puede ni debe devenir en comportamientos que convierten el derecho a huelga en un fraude de ley.

He padecido muchas huelgas similares en cercanías y esta forma de actuar es recurrente y debe ser atajada.