lunes, 15 de abril de 2013

EL MAL VASALLO


Anda estos días mi botijo un tanto alborotado.  Me alboroto también cuando me cuenta la causa de su desazón.

Ha estado considerando la posibilidad de visitar tierras pobladas, desde muy antiguo, por sus ancestros en el noreste de España.  En su afán de adquirir mayores conocimientos, ha consultado una web especializada en rutas por Cataluña  y se ha encontrado con lo siguiente:

Sólo desde una tradición ciertamente naviera, como la de la casa real catalana, exploradora y conquistadora del Mediterráneo, se puede imaginar la tecnología y los conocimientos necesarios como para iniciar un viaje por el Atlántico en 1492.
Cristóbal Colón era catalán, barcelonés, miembro de la familia real que llevó a la nación catalana en su expansión por el Mediterráneo.
Es en aquella época esplendorosa que nace la concepción de la nación catalana como una unidad territorial y lingüística, entre países hermanos y de igual a igual, que reúne el Principado de Andorra, el Principado de Cataluña (con la Catalunya Norte actualmente bajo el Estado francés), el País Valenciano y las Islas Baleares.
Sólo la constante voluntad de aniquilar la memoria histórica catalana por parte de los españoles explica la tergiversación de la nacionalidad de Cristóbal Colón haciendo creer que era Genovés.
Entraremos en el archivo de la Corona de Cataluña y Aragón, desde la plaza que fue residencia de reyes catalanes.

No merece la pena, y no lo haré, comentar las referencias a Colón.  Únicamente añadiré que otros catalanes universales son, o pueden ser, Da Vinci, Alejandro Magno, Isabel de Baviera (Sissi), Louis Pasteur y Cristiano Ronaldo, por ejemplo.

Cuestión diferente es citar una “Corona de Cataluña y Aragón” que nunca ha existido.  Ciertamente, podrá alegarse que esa denominación ya consta en el  Privilegio de anexión de Mallorca a la Corona de Aragón, de 1286, con el literal «regno, dominio et corona Aragonum et Catalonie», pero solo cinco años después, en 1291, en la renovación de estos privilegios, se habla de «Reinos de Aragón, Valencia y condado de Barcelona».  Podrá alegarse que la formación de la Corona tiene su origen en la unión dinástica entre el reino de Aragón y el condado de Barcelona pero no se puede pasar por alto que Ramón Berenguer, titular del condado de Barcelona,  pacta con el Rey aragonés Ramiro II el Monje, quien le otorga en 1137  la calidad de princeps para ejercer la potestas real, firmando a partir de ese momento como Conde de Barcelona y Príncipe de Aragón, pero no cedió ni el título de Rey ni la dignidad ni el apellido o linaje: “Y yo el rey Ramiro sea rey, señor y padre en mi reino de Aragón y en todos tus condados mientras me plazca ……….”.

Habrá a quien defienda la legitimidad de Ramiro II para llegar al trono de Aragón y habrá quien no piense así, pero la terca realidad es que, al margen del cumplimiento o incumplimiento del testamento de Alfonso I el Batallador, el único sucesor reconocido y, por tanto Rey, fue Ramiro II.
 
En 1164, el hijo de Ramón Berenguer y Petronila, única hija de Ramiro II e Inés de Poitiers, Alfonso II de Aragón, se convierte en el primer Rey de la Corona de Aragón y tanto él como sus sucesores heredan los títulos de "Rey de Aragón" y de "Conde de Barcelona".

El que quiera entenderlo que lo entienda. 

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